lunes, 30 de abril de 2012

Las sugerencias del cazador de "picadas" de la capital

Mario Cavalla es coordinador de la Corporación Cultural Gestarte, que organiza tours por diversos restaurantes y sectores de la capital. Acá, una selección de los mejores lugares para comer platos típicos.

1. "D'jango" (Alonso Ovalle 871)
"Entre tanta sofisticación gourmet que ha tenido últimamente el noble sándwich, este sencillo local, que ya cumplió medio siglo de existencia, reivindica a la más sencilla de las propuestas: una marraqueta fresca y crujiente como base para crear sabrosos emparedados de pernil, arrollado, malaya de vacuno o lomito que sacian como un plato".

2. "San Remo" (Avenida Matta esquina Cuevas)
"En el ranking de los mejores arrollados de la capital, el delicioso producto de este restaurante parece imbatible. Lo sirven al plato en formato individual de unos 400 gramos y su tierna y perfumada carne de cerdo perfectamente cocida sabe maravillosa con unas papas cocidas o puré picante".


3. "Donde Kery" (Mercado Tirso de Molina)
"La remodelación del Mercado Tirso de Molina enchuló las viejas cocinerías del sector y las dotó de una imagen más amable. Lo que no alteró fue la calidad de la cocina, y Kery, en su local homónimo, expresa lo más variopinto de la gastronomía chilena casera. En su pizarra siempre hay cazuela de vacuno, porotos con riendas, pescado frito, ajiaco, pulpa de cerdo o estofado".

4. "Rincón de los Canallas" (Tarapacá 810)
"A despecho de sus estupendos platos basados en el sabroso cerdo y su celebrado maremoto (pipeño con helado de piña, fernet y fruta picada), el mayor valor de este restaurante es su carga histórica: el recordado clandestino que fue en tiempos de represión, donde se entraba con una contraseña. Las paredes son un museo al aire libre, llenos grafitis, saludos, tarjetas y cuadros. Internacional, rico y entretenido. Una experiencia imperdible".

5. "El Rincón de la Mamita" (Avenida La Paz 480)
"Para estos días más invernales viene ideal. Es que sus pollos al coñac y al champiñón son famosos en Santiago. Los sirven en una cacerola de greda para que mantengan intactos la temperatura y el sabor. Junto con las papas fritas de acompañamiento, traen una taza para cada comensal con el propósito de que disfrute el caldito 'levanta muertos' donde está sumergida el ave con todos sus aderezos. De ahí a la siesta, ¡obviamente!".

Fuente: El Mercurio

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